Las sanciones a usuarios de patinetes se disparan con más de una al día en Valladolid
Las 351 multas impuestas en lo que va de año superan ya con creces a las tramitadas durante todo 2020
Un paseo por la calle o coger el coche para ir al trabajo implica, sin lugar a dudas, cruzarse, adelantar o tener que ralentizar la marcha tras un patinete eléctrico o Vehículo de Movilidad Personal (VMP). Su presencia es cada vez más elevada en Valladolid y son muchos los ciudadanos que optan por este medio de transporte para moverse por la ciudad. Negros, blancos y con detalles de color pasean por las calles y sus conductores, en muchas ocasiones, desconocen la normativa y circulan ajenos a las normas de tráfico y seguridad. Esto último lo evidencia el más que abultado incremento de las sanciones impuestas a usuarios de patinetes eléctricos en lo que va del presente año, cuando se han disparado las infracciones en el casco urbano de la capital en el 35% hasta superar ya con creces, con 351 multas tramitadas en nueve meses, las 220 impuestas en todo 2020.
Los policías municipales suman ahora más de una sanción diaria a usuarios de VMP, cuando hace un año eran prácticamente la mitad, con apenas una cada dos días. Las infracciones más habituales, con sanciones idénticas a las impuestas a cualquier conductor (de vehículos ordinarios), pasan por saltarse las señales de circulación –obligatorias para todos los vehículos– y, sobre todo, conducciones temerarias o en sentido contrario. Justo detrás se encuentra llevar a más personas en el patinete, en el que solo puede circular el 'piloto'. Transportar pasajeros supone una multa de cien euros.
Los agentes, además, han comenzado a detectar y sancionar a usuarios de VMP que circulaban ebrios o drogados. «Ellos están sometidos a las mismas normas que el conductor de cualquier otro vehículo (a motor o ciclistas) y usuario de las vías pública», recuerdan desde la Policía Municipal. Y el régimen sancionador, salvo por estar exentos de la pérdida de puntos –no es necesario obtener un carné para conducir un VMP ordinario–, es también el mismo con sanciones que oscilan entre los 500 euros –por tasas de entre 0,25 (el límite legal) y 0,50 miligramos por litro de aire espirado– y los 1.000 –a partir de 0,50 y por dar positivo en drogas–. En caso de superar los 0,60 miligramos por litro de aire espirado podrían ser sancionados por un delito contra la seguridad vial al igual que cualquier conductor.
RÉGIMEN SANCIONADOR
Uso unipersonal Transportar pasajeros en un vehículo de movilidad personal (VMP) conlleva una multa de 100 euros.
Alcohol y drogas 500
Móvil y cascos 200 euros por usar el móvil o circular con auriculares o cascos.
Iluminación nocturna 200 euros por carecer de alumbrado y reflectantes por la noche.
Vehículos trucados 500 euros si el patinete supera la velocidad máxima de 25 por hora.
Los cambios en las normas generales de la circulación de vehículos y peatones «constituyen uno de los mejores indicadores de la evolución que la sociedad pretende en el uso de los espacios compartidos que constituyen las vías públicas, y a la vez pone de manifiesto la sensibilidad de la ciudadanía en seguridad vial», explica el texto completo del Real Decreto 970/2020 de 10 noviembre 2020. En él se incluyen los cambios y normativas que han de cumplir los VMP desde el pasado 2 de enero de 2021. Dicta que los VMP tienen categoría propia como vehículos en el Reglamento General de Circulación, con sus derechos y obligaciones, aunque al no ser vehículos a motor (pero sí motorizados) no requieren permiso de circulación para el vehículo ni de conducir para la persona. Esto se aplica también a aquellos vehículos que, viniendo de fábrica limitados a 25 kilómetros por hora –la velocidad legal oscila entre los 6 y los 25 por hora–, han sido manipulados para superar dicha velocidad. Circular con un patinete trucado es ilegal y conlleva una sanción de 500 euros, al margen de la inmovilización del vehículo, algo que ha ocurrido ya en varias ocasiones en los últimos años en la capital.Los siniestros con VMP dejan 17 heridos este año en el casco urbano, en su mayoría fruto de caídas
La Federación Española de Vehículos de Movilidad Personal (FEVEMP) define los patinetes eléctricos legales como «vehículo de una o más ruedas dotado de una única plaza y propulsado exclusivamente por motores eléctricos». Y que no pueden superar los 25 kilómetros por hora.
Si en el municipio no existe una reglamentación específica, como es el caso de Valladolid, el artículo 38 del Reglamento General de Circulación prohíbe que los usuarios de VMP circulen «por travesías, vías interurbanas y autopistas y autovías que transcurren dentro de poblado; así como en túneles urbanos». No podrán, por descontado, circular por las aceras salvo que cuenten con carriles bicis adosados o espacios de uso compartido para peatones y ciclistas (y patinadores).
Transporte unipersonal
La nueva normativa, que entró en vigor el 2 de enero, no establece aún la obligatoriedad del uso del casco, que por ahora continúa en manos de las normativas municipales, si bien la futura Ley de Tráfico, cuyo borrador fue aprobado precisamente ayer en el Congreso de los Diputados sí prevé que su uso sea obligatorio en cuanto entre en vigor. La regulación actual, por ejemplo, sí obliga a los usuarios a disponer de alumbrado, prendas y elementos reflectantes para circular por la noche. No hacer esto último supone una multa de 200 euros, la misma que utilizar el móvil o llevar cascos o auriculares. Establece, además, que los VMP son de uso unipersonal y que solo pueden contar con asiento o sillín si cuentan «con un sistema de autoequilibrado». Los patinetes eléctricos, además, deben contar con un «certificado de circulación» para intentar «evitar la puesta en circulación de cualquier artefacto», si bien la obligatoriedad de contar con dicho certificado no entrará en vigor hasta el 2 de enero de 2023.
Son muchos los vallisoletanos que usan a diario el patinete y algunos explican que la razón principal es la «facilidad de movilidad» que ofrece este vehículo. Elba Álvarez, de veinte años, precisa que lo utiliza porque carece de carnet de conducir y el patinete le permite «todos sus planes diarios y llegar puntual a ellos». Destaca la «comodidad de Valladolid» para circular sobre él y agradece «el aumento de carriles bici para ir más segura». Adquirió el vehículo hace dos años y reconoce haberse sentido «increpada» en alguna ocasión por los conductores de coches, que «acorralan y se creen que acercándose mucho nos dicen algo». Para ella, «es algo a lo que todos nos tendremos que acostumbrar porque es una realidad que ha llegado para quedarse».
Otro vallisoletano que usa a diario los carriles bici de la ciudad es Luis Gatón, de 38 años. La bici era su medio de transporte para acudir a su puesto de trabajo y, tras el auge de los patinetes, le han regalado uno. «Yo iba en bici y cuando comenzaron a ponerse de moda me regalaron un patinete y ahora lo uso de vez en cuando», manifiesta. Este joven recorre casi siete kilómetros diarios y reconoce que es «cómodo por la cantidad de carriles bici que hay en Valladolid». Por el momento, no se plantea circular por la carretera pero explica que «si lo hiciera no llevaría casco porque no creo que sea necesario».
El casco, «fundamental»
En el carril bici de Isabel la Católica circula con su patinete y protegida por un casco Leidy Carvajal. Esta joven vallisoletana de 38 años ve el patinete como el «transporte más cómodo para ir a trabajar». Lo usa a diario por los diez kilómetros que recorre y la mayor parte de su trayecto es por el carril bici, pero un tramo ha de hacerlo por carretera. Es la razón por la que lleva el casco. «Creo que es fundamental y me siento más segura llevándolo cuando tengo que circular entre los coches, que es un poco incómodo porque algunos pitan y no tienen paciencia», precisa.
La movilidad en las ciudades continúa cambiando y los ciudadanos lo saben. Es por ello que Álvaro García ha decidido optar por el patinete eléctrico como medio de transporte para acudir al trabajo. Las limitaciones en el centro de la ciudad al uso de los coches ayudaron a este joven a tomar la decisión. «Tiene muchas ventajas pero lo uso, principalmente, por la facilidad que me supone no tener que aparcar», comenta. En su opinión, debería ser obligatorio llevar casco y si tuviese que circular por carretera en vez de por los carriles bici lo llevaría «sin duda alguna». Valladolid es una ciudad «amable» para los patinetes eléctricos, concluye.
Opinión esta última que comparte con Luis Vélez, concejal de Movilidad y Espacio Urbano, quien destaca que «la ciudad tiene muy buenas infraestructuras para que los ciudadanos que lo deseen puedan moverse en bicicleta o patinete y aparcar el coche, pero deben tener en cuenta que el segundo es mucho más peligroso y que el casco es un seguro». En lo referente a la legislación municipal para los VMP, el edil precisa que «se aprobó la modificación que incorporaba alguna cosa menor» y anticipa que «se regulará todo con la nueva ordenanza de movilidad cuando la DGT lo apruebe». Desde su punto de vista, «es preferible esperar para ver qué se puede hacer y qué no en nuestra ciudad».
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