miércoles, 13 de noviembre de 2024

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Primera Guerra Mundial (1914-1918)

Contexto histórico

A inicios del siglo XX, Europa estaba marcada por una serie de tensiones entre las principales potencias debido al colonialismo, el nacionalismo y la red de alianzas. Las potencias europeas como el Imperio Alemán, Gran Bretaña, Francia, Rusia y el Imperio Austrohúngaro competían por el dominio global, disputándose territorios en Asia y África, lo que alimentaba rivalidades y tensiones políticas.

El nacionalismo crecía con fuerza, alentando movimientos separatistas y rivalidades en los Balcanes y otras regiones. Al mismo tiempo, las alianzas militares dividían a Europa en dos bloques: la Triple Alianza (Alemania, Austria-Hungría e Italia) y la Triple Entente (Francia, Rusia y Reino Unido). Esta red de alianzas fue creada con la intención de disuadir conflictos, pero en cambio generó un ambiente en el que cualquier conflicto pequeño podía convertirse en un enfrentamiento a gran escala.

Causas de la guerra

Las causas de la Primera Guerra Mundial se dividen en estructurales e inmediatas. Entre las causas estructurales se encuentran la competencia colonial, las rivalidades económicas y militares, y el conflicto nacionalista en los Balcanes. Sin embargo, la causa inmediata fue el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo, en junio de 1914, a manos de un nacionalista serbio. Este atentado desencadenó una serie de movilizaciones militares y declaraciones de guerra debido a las alianzas y compromisos mutuos entre las potencias.

Inicio de la guerra (1914)

Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia el 28 de julio de 1914. Rusia, aliada de Serbia, comenzó a movilizar sus tropas, y en respuesta, Alemania declaró la guerra a Rusia el 1 de agosto. Francia se unió para apoyar a Rusia, lo que llevó a Alemania a invadir Bélgica, país neutral, para atacar a Francia. Esta invasión provocó la entrada de Reino Unido en el conflicto, lo que transformó el conflicto serbio en una guerra mundial.

Trincheras y guerra de desgaste

A medida que la guerra avanzaba, se desarrolló el Frente Occidental, especialmente en el noreste de Francia y Bélgica, donde las fuerzas se estancaron en una guerra de trincheras que duraría años. Las trincheras, excavadas para protegerse del fuego enemigo, se convirtieron en el hogar de los soldados, quienes enfrentaban condiciones deplorables, enfermedades y un riesgo constante de ataque. La guerra de desgaste buscaba agotar al enemigo en términos de soldados y recursos, lo que produjo bajas masivas y un sufrimiento extremo.

Nuevas tecnologías militares

La Primera Guerra Mundial marcó una era de innovaciones en la tecnología militar, introduciendo armas como la ametralladora, que aumentó el poder ofensivo en el campo de batalla. También se usaron por primera vez tanques, aunque al principio de forma limitada, y la aviación militar comenzó a jugar un papel importante en la guerra moderna. La guerra química, con gases como el cloro y el gas mostaza, causó terror entre los soldados y dejó heridas duraderas, cambiando para siempre la naturaleza del combate.

Estados Unidos entra en la guerra (1917)

Estados Unidos decidió intervenir en el conflicto en abril de 1917. Esta decisión fue impulsada por varios factores, entre ellos el hundimiento del buque británico Lusitania por un submarino alemán en 1915, que resultó en la muerte de civiles estadounidenses, y la intercepción de la nota Zimmermann, en la que Alemania intentaba persuadir a México para que atacara a Estados Unidos en caso de que este país entrara en la guerra. La entrada de EE. UU. fue crucial para los Aliados, pues aportó recursos frescos y soldados.

Fin de la guerra (1918)

La guerra comenzó a inclinarse en favor de los Aliados en 1918. Rusia se retiró del conflicto tras la Revolución de Octubre en 1917, lo que permitió a Alemania centrar sus esfuerzos en el Frente Occidental. Sin embargo, las fuerzas alemanas se vieron superadas en la ofensiva final por la superioridad numérica y material de los Aliados, incluyendo el apoyo de Estados Unidos. Finalmente, Alemania firmó el armisticio el 11 de noviembre de 1918, poniendo fin a la guerra.

Consecuencias inmediatas

La Primera Guerra Mundial dejó un saldo humano y económico devastador, con millones de muertos y heridos, así como importantes pérdidas económicas en toda Europa. Además, los efectos psicológicos en la población y en los soldados, muchos de los cuales sufrieron "neurosis de guerra" (hoy conocido como trastorno de estrés postraumático), dejaron una huella profunda en las sociedades europeas.


Periodo de Entreguerras en Europa (1919-1939)

Tratado de Versalles (1919)

El Tratado de Versalles, firmado en junio de 1919, impuso duras condiciones a Alemania. El tratado obligó a Alemania a aceptar la responsabilidad de la guerra, pagar grandes reparaciones económicas, y ceder territorios a sus vecinos. Estas disposiciones debilitaron a Alemania y generaron resentimiento en la sociedad alemana, que sentía que el tratado era injusto y humillante.

Inestabilidad política y económica

El periodo de posguerra fue inestable para Europa, especialmente para Alemania. Las reparaciones y la crisis económica llevaron a una hiperinflación devastadora en la década de 1920, causando un profundo descontento social y facilitando el surgimiento de movimientos extremistas. La población, golpeada por la crisis, comenzó a cuestionar el sistema político y a buscar soluciones en líderes y regímenes autoritarios.

Auge de los totalitarismos

En este contexto de inestabilidad surgieron regímenes totalitarios como el fascismo en Italia, liderado por Benito Mussolini, y el nazismo en Alemania, con Adolf Hitler al frente. Estos regímenes promovían una propaganda nacionalista y militarista, prometiendo restaurar el poder y la grandeza de sus naciones. Además, ambos regímenes rechazaban los principios democráticos y buscaban el control absoluto de sus respectivos Estados.

Crisis económica de 1929

La Gran Depresión de 1929, originada en Estados Unidos, se extendió rápidamente a Europa, donde provocó una nueva ola de desempleo y crisis económica. Este periodo de recesión agudizó el malestar social, fortaleciendo a los movimientos extremistas, que aprovecharon el descontento para ganar apoyo popular. En Alemania, la crisis consolidó la influencia del Partido Nazi, que prometía resolver los problemas económicos y restaurar la dignidad de la nación.

La Liga de las Naciones

La Liga de las Naciones fue creada en 1919 con el objetivo de promover la paz y evitar futuros conflictos. Sin embargo, su efectividad fue limitada. La falta de apoyo de potencias clave como Estados Unidos, que no se unió a la organización, y su incapacidad para actuar ante conflictos, como la invasión japonesa de Manchuria en 1931, debilitaron su credibilidad y mostraron sus limitaciones como organismo internacional.

Expansionismo nazi y las políticas de apaciguamiento

Desde su ascenso al poder, Hitler comenzó a expandir el territorio alemán, violando los términos del Tratado de Versalles al remilitarizar Renania y luego anexionando Austria y los Sudetes en Checoslovaquia. Las potencias europeas, temerosas de un nuevo conflicto, adoptaron políticas de apaciguamiento, como en el Pacto de Múnich de 1938, donde se cedió a las demandas de Hitler en un intento de evitar la guerra. Sin embargo, esta política no logró contener el expansionismo alemán y, al contrario, contribuyó a preparar el terreno para el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939.

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